Igorre acogerá hasta 2030 un montante de 1,6 millones de toneladas de residuos que, traducido en número de camiones de 10 toneladas equivale a 160.000 camiones transitando ida -además de vuelta- las carreteras de dos direcciones con su pestilente carga.
Si bien la deposición oficial insiste en el carácter benigno -no peligroso- de los residuos, lo cierto es que los propios informes ya vienen indicando la presencia medida de diversas sustancias tóxicas:
Respecto de este sepulcro de inmundicias se planifica además dotación para que en el año 2024 cuente con celdas específicas de fibrocemento e inertes, tranquilizando por cuanto "Se tratará de espacios controlados de forma rigurosa para garantizar la seguridad de este residuo y la preservación del entorno en el que se deposite." Así, la declarada inocuidad de los residuos a albergar contradice la finalidad de este tipo de recipientes que están especialmente previstos para albergar el muy tóxico compuesto de fibrocemento a base de amianto.
Por su parte el vertedero de Bistibieta, en Lemoa, retrasa su jubilación prevista para 2022 alargando su vida útil en 5 años durante los que admitirá 105.000 nuevas toneladas de residuos. A día de hoy esta instalación privada es la única en Euskadi facultada para admitir fibrocemento.
Tras la presentación por parte del Gobierno Vasco de su hoja de ruta para minimizar el vertido de residuos y garantizar la autosuficiencia de instalaciones en 2024, los Consistorios de Lemoa y de Igorre ya han advertido que la ampliación de los vertederos «no se contempla» en sus planes urbanísticos.
En la eufemística Nota de Prensa enfatizando sobre minimización, autosuficiencia y cierre de instalaciones el texto reconoce el incremento del vertido, llegando a 4,7 Millones de toneladas además de anunciar otras ampliaciones necesarias "hasta alcanzar un máximo de 12 millones de toneladas que garanticen la capacidad de vertido hasta 2040", ello a fin de anular el balance positivo de Euskadi como exportador neto de detritus por cuanto lleva fuera del territorio 100.000 toneladas anuales de residuos "no peligrosos".
Para no dar puntada sin hilo se avisa de "Otra medida que se implementará a partir del año 2024 es el canon de vertido. El 1 de enero de 2023, entrará en vigor el canon estatal de vertido para los residuos no peligrosos, fijado en 10 euros por tonelada. En Euskadi, tomando como base estudios de las mejores prácticas europeas, se ha elaborado una propuesta técnica que plantea subir dicha tasa progresivamente para llegar a 20 euros por tonelada en 2025 y, ese mismo año, revisar esta cifra en función de los resultados obtenidos."
4.700.000 toneladas x 20 euros= 94 millones de euros...
Además el documento avanza que "Para todos los proyectos público-privados, se prevé un paquete de inversiones de más de 390 millones de euros."
¡vaya negocio de mierda!
Desinflamando, entre los planes de reducción anunciados abunda el manido término de "valorización", sin detallar que -además del reciclaje- la misma puede consistir en obtener energía sometiendo los residuos a combustión, gasificación, pirólisis, o a procesos químicos.
La composición media de los Residuos Urbanos españoles (%) recogida en el Plan Nacional de Residuos Urbanos (PNRU) detalla:
Materiales éstos cuya combustión libera diversos contaminantes:
Fuente: Sistema Español de Inventario de Emisiones
En este sentido, y con carácter "temporal" el Gobierno vasco comunica que no solo tiene "previsto la ampliación de algunos vertederos", sino la creación de toda una "nueva infraestructura para la valorización de residuos y tierras".
Con toda la macrosiembra de vertidos que va a tener lugar en estos municipios muchos gatos y aves van a resultar necesarios para afrontar las posibles plagas de roedores e insectos.
También resulta esperable una degradación en la calidad de vida en el entorno por la contaminación medioambiental del aire y el agua, con el consiguiente aumento de problemas respiratorios y diversos daños en la salud que los estudios demuestran correlacionados con la instalación de vertederos.
Nota al titular:
400.000 toneladas en 2023, a repartir entre camiones con capacidad media de carga de 10 Tn, supone el trasiego de 40.000 camiones en el año. Un flujo constante durante 365 días, implica 109,56 camiones/día, cargados a la ida, descargados en viaje de vuelta.